La rutina diaria de un profesor universitario se ve perturbada por la irrupción de perfectas réplicas humanas en miniatura que se mueven con soltura por el mundo de los hombres. Un día, uno de estos hombrecillos, creado a su imagen y semejanza, establece una conexión especial con él y convierte en realidad sus deseos más inconfesables mientras pone a prueba su paciencia.
¿Sabéis la típica imagen de dibujos animados cuando un personaje dialoga consigo mismo y se le aparecen un ángel sobre uno de sus hombros y un demonio sobre el otro? Pues al protagonista de este libro se le aparece sólo el demonio. Una especie de antagonista de Pepito Grillo que le incita a cumplir sus peores pensamientos.
No sé si sería la intención de Juan José Millás al contar esta historia, pero tras leer la novela da la sensación de que no te puedes dejar llevar por tus deseos porque acabarás haciendo cosas malas. Y, sinceramente, no estoy para nada de acuerdo con esta idea. Precisamente yo creo que hay que "desaprender" (me encanta esta palabra) muchos convencionalismos sociales sobre lo que son las cosas "malas" para que el mundo de cada uno sea mejor y poder ser más felices, pero no creo que nada de esto implique hacer las cosas que hace este profesor. De hecho, mientras las leía me daban bastante asco muchas de ellas.
Es como si afirmásemos que el ser humano es malvado por naturaleza, algo que se nos ha repetido hasta la saciedad, y que no tiene por qué ser cierto. ¿Alguien sabe de una buena tienda de libros de segunda mano en Madrid donde me devuelvan parte del dinero que perdí al comprarme Lo que sé de los hombrecillos?
Buf... Menudo mensajito el del libro. :S
ResponderEliminarLee a Terenci, que te gustará más xD
Jajaja, en ello estoy, a ver si mañana encuentro algo suyo en la biblio :)
ResponderEliminar