- Descubrir qué quieres.
- Averiguar cómo conseguir lo que quieres.
- Cumplir tus propósitos.
- Ser honesto contigo mismo.
Estos son algunos de los puntos que intento seguir cada día para ser felíz. A simple vista parecen sencillos, pero no lo son tanto. Cada uno de estos pasos tiene sus trampas y muchas dificultades. Por ejemplo, para saber qué quiero, primero tengo que diferenciar lo que quiero ahora y no me va a aportar nada en el futuro, lo que quiero para un futuro y que tampoco me va a aportar verdadera felicidad, y por último, aquello que quiero y que sí me va a aportar una satisfacción duradera. Las cosas que se engloben en este último grupo son las que elegiré, pero no siempre es fácil saber diferenciarlas.
Una vez averiguadas, hay que conseguirlas. Y yo tiendo a intentar recapacitar sobre cómo hacerlo... El fin no siempre justifica los medios, sino que hay que ponerlo todo en un balanza. Si los medios se enfrentan a mi moral (y crear un sistema moral propio ya conlleva mucho trabajo), aunque el fin sea genial, me sentiré mal después de conseguir mi meta, y eso no tiene ningún sentido. Siempre hay que ver cómo vas a conseguir las cosas y que los métodos que utilices no se enfrenten directamente contra ti ni contra tus otras metas.
Ya teniendo todo pensado, hay que ponerlo en práctica. Y por mucho que lo hayas meditado y calculado con anterioridad, siempre surgirán cosas en las que no hayas caído y que serán impedimentos en tu camino. Una parte importante en mi camino a la felicidad consiste en saber enfrentarme a esas adversidades, que pueden ser pequeñas (en cuyo caso será más fácil hacerles frente) o tan grandes que me impidan completamente conseguir mi meta, al menos por ese camino (siempre habrá otros), lo que me lleva al último punto.
Para ser honesto con uno mismo, yo creo que lo peor que puedes hacer es ser impulsivo. Yo prefiero hacer todo lo contrario, reflexionar sobre lo que he conseguido y cómo, si realmente mereció la pena, si era el momento adecuado, por ejemplo. Intentando ejercer un poco de autocrítica de una forma no destructiva, claro.
Con este texto no pretendo adoctrinar a nadie, ni dármelas de gurú de la felicidad. Pero últimamente he observado a algunos amig@s que me da la sensación de que andan un poco perdidos en este aspecto. Y no es que quiera que sigan mi camino, mis consejos son tan buenos como los de cualquier otro, sólo intento que vean que al menos yo ya he escogido cómo recorrer mi camino, aunque apenas haya comenzado a andarlo, ya que asimilar estos sencillos preceptos me ha llevado nada más y nada menos que 22 años.
Además, me parecía una bonita manera de celebrar el post número 100 de este blog, lo cual me hace bastante felíz.
Ya son 100??!!!
ResponderEliminarparece que fue ayer cuando me convenciste de entrar en esto! xD, y creo que nunca te he dado suficientemente las gracias ;)
Me gusta mucho este post, y tu manera de pensar!, eres de las pocas personas de las que me fio ciegamente cuando pido tu opinión, y en este post me das la razón! me gusta tu manera de llevar la vida!!! ;)
Ale, ahí queda dicho :)