Tres jóvenes historiadores en paro no parecen el equipo más idóneo para resolver un caso de homicidio cuyas causas se remontan hasta un pasado lejano, lleno de rencor y celos. Pero, en ocasiones, el entusiasmo, la intuición y la capacidad de análisis consiguen más de lo que podamos imaginar. El escenario: una calle del centro de París, donde todo el mundo se conoce y nunca pasa nada, pero nada pasa desapercibido...
Tenía ganas ya de leerme esta novela que me regaló Ojosverdes en Navidades. La verdad es que la novela policiaca no es un género que me atraiga demasiado, pero admito que está en cuestión me ha encantado, porque ha conseguido tenerme intrigado desde el principio hasta prácticamente el final, cuando todo se desvela. En parte gracias a los príncipales protagonistas de esta historia, Marc, Lucien y Mathias, tres estudios del pasado (aunque de distintos momentos del pasado) que tienen una relación bastante peculiar entre ellos, siendo muy distintos, por lo que cada uno consigue encajar partes distintas del rompecabezas que supone la desaparición de Sophia Simeónides, su vecina.
Hace poco hablaba con una amiga sobre la anterior novela que leí, Confesiones de una Máscara, y llegamos a la conclusión de que hay novelas que no son para leer en el tren o en el metro de camino a la universidad (o al trabajo o a dónde sea), como es el caso de esta de Yukio Mishima. Son novelas demasiado intimistas y personales como para leerlas con desconocidos al lado. Te hacen sentir realmente expuesto. Sin embargo, he descubierto que novelas como esta de Fred Vargas son perfectas para estos trayectos porque consiguen hacer que se te pase volando. Aún así, me gusta buscar en estas novelas algo que me haga pensar y no que simplemente me entretengan un rato... y parece que quien busca encuentra:
Uno parte de frente y en línea recta, determina perderse en lo desconocido, apuesta por varias soluciones contradictorias y, en realidad, sólo da un rodeo y luego regresa.
Jejeje me alegro de que te haya gustado ;)
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